Había una vez un gigante enorme
y osado
que tenía congelados sus pies y sus manos
de su casa en el monte había bajado,
y en la ciudad recién llegado
fue recorriendo sus calles de lado a lado.-¡G buena!, ¡g buena!
¿Alguien puede oírme? ¿alguien puede oírme?
-Mis pies y mis manos helados están
y vuestros ropajes no me van.No encontró tienda que pudiese vender
zapatos y guantes tan grandes como él.Un pequeño enano
tan sabio como anciano,
le dio un buen consejo
al gigante congelado:-¡Tomad enorme amigo
estas telas y cueros de buen abrigo!Aquel gran hombretón
sus pies y sus manos envolvió
y con cordones y lazos sujetó.
En sus manazas y pies recuperó
el calor que había perdido
y a su monte regresó
dando las gracias
a su pequeño amigo.
Fu: Cuentos para chiquitines | Antroposófica
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